¡Qué te digo, Norma! En vano traté de hallar el mismo sabor en el pueblo. Y ya no estaban los mismos rostros. Había otros nombres. Quizás la calle era casi la misma, mas no toda la gente. Se fue del poblado. Otros murieron, los que quedaron, si antes eran jóvenes, ahora ven a sus nietos correr por la calle pavimentada, por el patio con durazneros y árboles de damascos.
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